#10 Sobre la cultura del anillo y el resultadismo
Sobre qué significa ganar y sobre todo, qué significa fracasar. Porque solo gana uno pero no pueden fracasar el resto.
Esta semana salía una entrevista de Damian Lillard con JJ Redick en el pódcast que tiene el exjugador junto a otra persona que no me cae bien. Y una parte del episodio hablaban sobre la nueva cultura de la NBA, la de ganar. La conocida en Estados Unidos como la ring culture, la cultura del anillo. Solo vales si ganas, y si no, eres un juguete roto. Hablemos sobre ello, que creo que es un tema interesante y sobre el que hay que entender varios puntos. Pero antes, tenéis que suscribiros para seguir apoyando esta newsletter (y tengo grandes planes para verano, os lo prometo).
Lillard habla de una nueva NBA. De cómo han cambiado los objetivos. Como los jugadores ahora solo buscan el beneficio individual y no hay una rivalidad. Hay una parte que me gusta mucho cuando explica que algo que le gustaba mucho a Lillard era cuando sus compañeros triunfaban y recibían grandes contratos. Y como ahora la temporada regular es irrelevante, y solo importa una cosa: el anillo. Y sobre ello quiero hablar. Os dejo el principal clip dentro de la entrevista, por si queréis verlo por contexto (no hace falta, eh).
Y me dejó pensando. Habla sobre la cultura del anillo y como se ha convertido en una prioridad, ganar es lo único que te hace ser importante. Es más, no ganar, te hace automáticamente ser un fracaso, lo que no tiene ningún tipo de sentido. Es muy fácil entenderlo. En la NBA compiten 30 y gana solo uno a final de año. Si igualamos las opciones, tienes un 3.33% de ganar el título y un 96.66% de no hacerlo. A diferencia del deporte no americano, solo hay un trofeo para un equipo. Lo normal, lo lógico, lo sensato, lo esperado, es que no ganes. ¿Significa que has perdido? Sí, seamos sinceros. ¿Significa que ha sido todo un fracaso? Eso es otro debate muy diferente que vamos a tratar hoy.
Nikola Jokic no tiene un anillo. Es más, nunca ha jugado unas finales de la NBA. Joel Embiid nunca ha jugado unas finales de conferencia siquiera, que es el techo al que ha llegado Luka Doncic o Damian Lillard. Chris Paul, Jayson Tatum, James Harden han jugado y perdido las únicas finales de la NBA que han disputado. Y son seguramente siete de los 15 mejores jugadores de la NBA en los últimos años. ¿Es un fracaso que ninguno de ellos haya ganado un título? No, es lo normal. John Stockton, Karl Malone, Elgin Baylor, Charles Barkley, Pat Ewing, Dominique Wilkins, Reggie Miller, Pete Maravich y otros miles de jugadores se retiraron sin un anillo. ¿Habrían preferido tenerlo? Obvio, pero eso no les hace ni de cerca un fracaso.
Perder las finales no es un fracaso (quizás los Heat de 2011, sí), significa que eres el segundo mejor equipo de la NBA o al menos el mejor de tu conferencia. Significa que eres mejor que 28 franquicias. Jugar cada año de manera regular las semifinales exige una constancia que muy pocos equipos tienen, pero si no hay anillo, se considera el proyecto un fracaso (nosotros, los general managers, la prensa… todos, eh). Y los Raptors de DeRozan y Lowry simplemente no ganaron porque había un chico alto, fuerte, con el 23 en Cleveland, que no pierde una serie en el Este desde 2010. A veces no fracasas, a veces simplemente el rival es mejor que tú y no pasa nada. Jordan era mejor que Reggie Miller, Ewing, Malone y Stockton, y ninguno de ellos fue un fracaso.
Todos ellos tienen algo en común: fueron leales a una franquicia (vamos a olvidar el año de Malone en LA). Reggie lo intentó con Indiana a muerte, igual que Pat lo hizo en Nueva York y la pareja Stockton y Malone en Utah. Igual que Damian Lillard o Bradley Beal han decidido que van a pasar toda su vida en un mismo equipo, salvo que el dueño se harte. Y por momentos, ser simplemente el mejor jugador de la historia de una franquicia igual es un premio suficiente, como es el caso de Lillard. Y Beal necesita 160 puntos para ser el máximo anotador en Washington. Menudo fracaso de jugador, eh. ¿Me habría gustado ver a estos dos monstruos competitivos luchando por el anillo? Por supuesto. ¿Respeto al máximo su carrera y nunca los consideraría un fracaso? También.
Es difícil salir de esta rueda cuando en el deporte el objetivo es ganar, pero literalmente hablamos de una competición donde hay UN premio. En la Premier, por ejemplo, además de jugar tres trofeos domésticos, puedes clasificar para otros europeos como consolación si no ganas la liga. En la NBA tienes que aguantar memes si llevas a Steph Curry a un sexto partido de las NBA Finals. Pero tu equipo ha llegado a las finales, algo que a principio de temporada tenías un algo menos de un 7% de opciones de conseguir. Siete por ciento es un número contra el que no apostaría y que si me sale, celebraría. Igual que me gusta celebrar cuando mi equipo gana una primera ronda, semifinales o incluso cuando asegura playoffs.
No puede ser que en 2023 le estemos criticando a LeBron James haber perdido seis finales cuando ha jugado diez. DIEZ FINALES HA JUGADO. Y tres las perdió contra la mejor dinastía del siglo, otras dos contra Tim Duncan y la que queda sí fue una sorpresa. ¿Es mejor el 6-0 de Jordan? Sí, es mejor. También es mejor el 11-1 de Bill Russell. Pero son diez finales y usar eso como argumento negativo es absurdo. Sobre todo viendo algunos de los equipos que llevó a aquellas finales (2007, 2017). LeBron ha jugado más finales que Miller (1), Malone (2), Stockton (2), Barkley (1) y Ewing (1.5) juntos
Lanzo una pregunta. Creéis que si la NBA empieza ese torneo formato Copa del Rey a mitad de temporada, habiendo un segundo ganador (de un torneo menor), ¿puede cambiar esta cultura? Porque en la NBA más necesitada de ganadores, tenemos solo uno. Pensad en ello y podéis dejar un comentario.
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